@laazcarateoficial

ALEJANDRA AZCÁRATE

Colombia
¿En qué lugar habita el perdón? ¿En la cabecera de la mesa sobre la cual nos devoraron, en un cómodo sofá junto a la humildad, en un rincón cerca de la nobleza, en la misma calle que la amnesia, detrás del orgullo o frente al amor? Cuando nos han herido, de la manera que sea, la fuerza se ubica en el terreno de la ira. Esa pulsión de la rabia es la única sensación que nos hace sentir vivos después de la destrucción y es ahí cuando la frustración se convierte en el alimento de la venganza. Si uno mira desde esa óptica, no existe posibilidad alguna de que el vidrio se desempañe, solo la aceptación del daño permite que ya convertido en cicatriz, logre ser expuesto a manera de reflejo frente a lo asumido. Ese tránsito es de los más difíciles de recorrer porque no hay guía, no existe un camino, solo el propio. 
Fui a ver el montaje teatral de Juana Acosta titulado “El perdón” en el Teatro Bellas Artes de Madrid, entré con emoción a aplaudirla pero lejos estuve de imaginarme lo que iba a encontrar, una respuesta. Esta mujer a la que le mataron a su padre necesitó una enorme entereza para digerir la ausencia, infinitas fuentes de exploración espiritual para vencer el rencor y casi 25 años de trabajo íntimo en el exilio para convertir su tragedia en esta propuesta artística. Lloré en silencio durante tres de sus parlamentos porque cuando uno ha conocido los giros intempestivos e injustos de la vida, comienza a hablar un mismo lenguaje, el del aire. Un código que solo se respira y el cual no incluye verbalización alguna porque las palabras sobran, ese que solo comprendemos quienes hemos olido el suelo y gracias a un poder divino hemos logrado levantar de nuevo la mirada. Hoy aplaudo a Juana no solo con profunda admiración sino con honda gratitud porque su espectáculo además de ser liberador, muestra la belleza de la tristeza. Un color oculto que ella fue capaz de encontrar con lupa y del cual yo apenas he empezado a percibir destellos. Su dignidad ante el desgarro es un acto de grandeza sobre el escenario, ese que ya pisa sin nostalgia porque como bien lo dice: “El perdón no es nada distinto a abrirle la puerta al hoy”
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@juana_acosta

¿En qué lugar habita el perdón? ¿En la cabecera de la mesa sobre la cual nos devoraron, en un cómodo sofá junto a la humildad, en un rincón cerca de la nobleza, en la misma calle que la amnesia, detrás del orgullo o frente al amor? Cuando nos han herido, de la manera que sea, la fuerza se ubica en el terreno de la ira. Esa pulsión de la rabia es la única sensación que nos hace sentir vivos después de la destrucción y es ahí cuando la frustración se convierte en el alimento de la venganza. Si uno mira desde esa óptica, no existe posibilidad alguna de que el vidrio se desempañe, solo la aceptación del daño permite que ya convertido en cicatriz, logre ser expuesto a manera de reflejo frente a lo asumido. Ese tránsito es de los más difíciles de recorrer porque no hay guía, no existe un camino, solo el propio. Fui a ver el montaje teatral de Juana Acosta titulado “El perdón” en el Teatro Bellas Artes de Madrid, entré con emoción a aplaudirla pero lejos estuve de imaginarme lo que iba a encontrar, una respuesta. Esta mujer a la que le mataron a su padre necesitó una enorme entereza para digerir la ausencia, infinitas fuentes de exploración espiritual para vencer el rencor y casi 25 años de trabajo íntimo en el exilio para convertir su tragedia en esta propuesta artística. Lloré en silencio durante tres de sus parlamentos porque cuando uno ha conocido los giros intempestivos e injustos de la vida, comienza a hablar un mismo lenguaje, el del aire. Un código que solo se respira y el cual no incluye verbalización alguna porque las palabras sobran, ese que solo comprendemos quienes hemos olido el suelo y gracias a un poder divino hemos logrado levantar de nuevo la mirada. Hoy aplaudo a Juana no solo con profunda admiración sino con honda gratitud porque su espectáculo además de ser liberador, muestra la belleza de la tristeza. Un color oculto que ella fue capaz de encontrar con lupa y del cual yo apenas he empezado a percibir destellos. Su dignidad ante el desgarro es un acto de grandeza sobre el escenario, ese que ya pisa sin nostalgia porque como bien lo dice: “El perdón no es nada distinto a abrirle la puerta al hoy” • • @juana_acosta

January 17, 2022

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